roto, rotar, girar; moto, mover y motivo; tondo, el nombre de las pinturas circulares.
el círculo es el ciclo, lo que vuelve, que está en proceso, el movimiento y su infinitud.
nada es permanente, nada está completado, nada es perfecto.
rotomototondo es una obra que se sitúa en un puente conceptual entre el oficio de la pintura tradicional, estática con toda su materialidad y la proyección con su evanescencia inmaterial. la instalación presenta la cosa y su imagen simultáneamente.
una pintura cuya trama está generada por círculos que van intersectándose y superponiéndose entre sí, en intervalos de color articulados como transparencia.
una animación, en cambio, que se adentra de manera hipnótica en lo impermanente, poniendo en movimiento la trama y proyectando una cambiante veladura de luz coloreada, que funciona en un plano casi inmaterial sobre la pintura y la desborda.
la luz proyectada sobre la pintura genera un espacio cromático híbrido, produciendo mezclas anómalas que intrigan al espectador y le invitan a que se acerque a mirar e incorporarse en la obra, dibujando en ella su silueta al intervenir en la proyección.
en rotomototondo se cuestiona la obra de arte como metáfora del lugar perfecto, una ventana al paraíso, ajeno, lejano e inalcanzable que nuestra sociedad idealiza como un horizonte de posibilidad, una imagen de una sociedad inexistente, pero expuesta para excluirnos mediante la seducción y el engaño.
así, por un lado está lo inmutable, la pintura ajena al tiempo, permanente, el momento perfecto, una metáfora del paraíso, el lugar donde nunca pasa nada; y por otro, lo abierto al cambio, lo mutable y siempre diferente, el dispositivo detonador del aquí y el ahora, que hace que la obra acontezca en el mundo del espectador, que suceda la experiencia en la realidad, nuestra realidad.
jorge young
julio 2020